Por: Roque J. de León B. (MAE).
Los inversionistas son aquellos ciudadanos del mundo, que de manera estratégica y respetuosa de las normas y marcos jurídicos establecidos colocan sus recursos en espacios de negocios, con la finalidad de producir bienestar a favor de: la sociedad, el Estado y del suyo propio.
Estos por lo regular, deben ser personas proactivas y proponentes de las soluciones necesarias para el crecimiento y posterior desarrollo del colectivo, por ejemplo, Puerto Plata tiene una gran cantidad de proyectos inmobiliarios en proceso pero no se nos ocurre mencionar la necesidad existente de proyectos habitacionales de bajo costo, de una ciudad de la salud y, no he escuchado a persona alguna decir que cuando entren en operaciones las plazas que se construyen muy próximo a la rotonda de la parte Este de la ciudad la movilidad vial será extremadamente difícil pero; quisiera que alguien evalúe la necesidad de revisar nuestros sistemas de agua potable y recolección de las aguas residuales así como las pluviales, de igual manera, cuál es nuestra capacidad para servir la energía eléctrica demandada y muy especialmente, cuándo estaremos trabajando con las autovías que: una desde Imbert seque el tránsito de nuestro casco urbano, otra que nos comunique de forma rápida con Santiago y la que nos ponga en contacto con Samaná vía expreso.
Los inversionistas o inversores, como también se les llama, deberían ser personas y/o instituciones que además de proponer y demandar soluciones colectivas, puedan presentar y demostrar: un perfil de actuación ética y moral probado, certificación del origen de sus capitales, historial de su paso por el mundo empresarial; ponga usted los suyos.
De esa manera evitaríamos escándalos como el titulado “Camaleón”, que se ventila en este momento en el Ministerio Público o, aquel protagonizado por una empresa de la construcción, que jamás podremos olvidar por haber engañado a países de todos los continentes, en coordinación con gobiernos corruptos; siendo República Dominicana uno de ellos y el único que no recibió ninguna indemnización, ni se condenó a ninguno de los responsables y/o cómplices.
Países como el nuestro, que sustentan sus sistemas económicos en las ventas de servicios, permanentemente reciben propuestas de inversiones, por lo que debe existir un equipo multidisciplinario integrado por miembros de las diferentes instituciones que intervienen en el proceso de recepción, investigación, depuración y aprobación de los inversionistas y sus capitales.
Si no se cumple con los requisitos mínimos de control de inversionistas e inversiones, seguirá creciendo el malestar que amenaza con extinguir del mundo de los negocios a las personas e instituciones que de buena fe desarrollan sus empresas, las cuales pueden demostrar en todo momento el origen de sus patrimonios.
Además se permiten inversiones en áreas tan delicadas como: hoteles que controlan extensiones de Mar (no sólo de playa), puertos en bahías completas, aeropuertos y marinas en locaciones estratégicas, supuestamente en áreas de seguridad nacional y, como si no fuera suficiente la mayoría de esas instituciones, presumiblemente no cuentan con un equipo de control conscienciado y comprometido, que represente de manera responsable, la Seguridad e intereses del Estado.
Si no entienden lo señalado en el párrafo anterior, piensen cuántos kilos, ya se habla de toneladas, de diferentes sustancias prohibidas han sido incautados en diversos aeropuertos y puertos nacionales, de igual manera, cuántos han sido incautado en diferentes países y que su procedencia se ha probado es de República Dominicana.
De la comercialización de esas sustancias prohibidas, que ya se habla de toneladas, al igual que del “blanqueado” del dinero de la Corrupción Administrativa, de la trata de personas, entre otras actividades ilícitas, probablemente proceden los capitales que dan rienda suelta a la competencia desleal en múltiples renglones del negocio en nuestro país, incluido parte del negocio inmobiliario.
En nuestra Nación hay comerciantes y empresarios especialistas en la evasión de arbitrios e impuestos, con el apoyo de los diferentes gobiernos que sin ningún escrúpulo, de tiempo en tiempo los premian con las llamadas amnistías fiscales; una forma legalizada de lavado de bienes y competencia desleal.
Los ciudadanos con el seudónimo de “los más necesitados” que con su voto favorecen o perjudican a los representantes de los diferentes partidos políticos en cada contienda electoral y, la parte pensante de la sociedad aún no contaminada, están a tiempo de reflexionar y determinar las formas de seleccionar las autoridades que con el marco jurídico adecuado, sean capaces de separar a los inversionistas nacionales y extranjeros, de aquellos que con dinero de las actividades ilícitas se adueñan de: nuestros lugares emblemáticos, nuestros terrenos montañosos, nuestras playas y hasta nuestros suelos fértiles y de vocación comercial.
Es tiempo de aplicar con responsabilidad la depuración y los controles apropiados a nuestros potenciales inversionistas y al origen de sus capitales.
ROQUE J. DE LEÓN B.
DIPLOMADO EN TECNICAS DE COMUNICACIÓN SOCIAL INTEGRAL.
MIEMBRO DEL SNTP Y DEL SINLOPP.